Aquí os dejamos unas fotos para que veáis que el camino al cole no siempre es fácil, pero no por ello miles de niños en todo el mundo dejan de hacerlo cada día...Tal vez después de ver estas imágenes protestarás menos por las mañanas para ir al cole.
Tirolesa Nepalí
Más de 12 millones de nepalíes viven en las inmediaciones del Himalaya.
La zona con más montañas y más altas cumbres de todo el planeta. No hay
casi carreteras, ni autopistas, ni paradas de autobús. Un territorio
seccionado por mil valles y otros tantos ríos acaudalados que impiden el
normal tránsito entre pueblos y aldeas. Los niños usan puentes
artesanales hechos con tablones, cuerdas y poleas improvisadas, como las
yimcanas de aventura que tanto te gustan pero sin arneses ni doble
sujección de seguridad. Esos niños se morirían de ganas por
poder ir como nosotros en coche y calentitos al colegio.
Nadar y guardar la ropa
Mira
a estos niños. No saben lo que es una piscina pero se bañan todos los
dias para ir al colegio. Tienen que cruzar un caudaloso río para llegar a
la escuela. Y lo hacen a diario. Haga frío o calor. Hồ Khong, un niño com tú de la escuela primaria en Vietnam; nos lo cuenta:
"La
profundidad es de unos 20 metros y la corriente es grande, a veces
asusta. Pero como queremos ir a la escuela para aprender para tener un
trabajo profesional y con ello un futuro mejor, corremos el riesgo de
cruzar a nado el río."
Para ello llevan unas grandes bolsas de plástico donde meten sus ropas y libros. Nada de estupendas mochilas de Barbie
impermeables y con ruedas. En temporada de lluvias faltan
hasta un mes al colegio. El caudal crece demasiado y sería
peligrosísimo intentarlo.
Campos minados
Las
guerras a veces terminan pero por todas partes siguen enterradas minas y artefactos
bélicos. Esas bombas que ponen bajo tierra los mayores para que los
niños las pisen sin querer mientras juegan o caminan hacia el colegio. Son muy difíciles de destruir porque están
muy bien escondidas y convierten el
camino a la escuela en una aventura a vida, muerte o condena a llevar
muletas de madera el resto de su existencia.
La yimcana china
Imagina
que para ir al colegio tienes que hacer 200 km andando y cruzando
barrancos de 500 metros de altura, agarrado a las rocas y sobre ríos
congelados. Imagina que tardas dos días en llegar, vadeando cuatro ríos,
cruzando puentes desvencijados y angostos caminos de tan solo unos
centímetros de anchura sobre las punzantes rocas. Imagina ahora que no
eres Tintín o un superhéroe de ClanTv sino una niña como tú que solo
quiere ir a aprender al colegio… Aproximadamente unos 80 niños se juegan
la vida diariamente y eligen el riesgo del atajo por las paredes
verticales de Pili, un pueblo del norte de la región china de Xinjiang Uygur.
¡Viva la Guagua!
Cinturones
abrochados, elevadores de seguridad según normativa europea, sillitas
reglamentarias, capazos con arneses… Todo eso que repasamos en cada
viaje al colegio es un cuento chino para estos niños. En Indonesia (foto superior) o en India (foto
inferior) nadie entiende ese vocabulario. Puede parecer divertido pero… ¿Te imaginas qué pasaría si el
conductor da un frenazo brusco porque se le cruza un perro en su camino?
El puente (roto) sobre el río Ciberang
17 de enero de 2012. Las lluvias torrenciales arrastran todo tipo de maleza sobre el crecido río Ciberang, a su paso por la aldea Sanghiang Tanjung, en Indonesia. La fuerza de la corriente golpea
y daña los pilares del puente que une el
pueblo con la escuela. El paso queda muy dañado pero no
impide que desde ese día los niños lo sigan cruzando a duras penas para
ahorrarse 30 minutos de rodeo.
Esta no es mi guerra
16
de marzo 2010. Una niña de tu misma edad pasa indolente sorteando las
piedras lanzadas por los adultos en un país en eterna guerra. Solo
quiere llegar al cole para enseñar sus tareas. ¿Parece valiente, verdad? La guerra ha convertido esa rutina infantil en un largo y tortuoso camino lleno de obstáculos para muchos niños.
En busca de la escuela por el río helado
Un pequeño pueblo en el paraíso montañoso del Himalaya. Implacable en invierno. 40
grados bajo cero. Todos los años, en el trimestre más frío, un grupo de
niños acompañados de sus padres atraviesan tres valles para llegar al colegio
internado de Leh, donde pasarán el resto del año. No hay carreteras, no hay caminos. Lo hacen por el único sitio posible. El río Zanskar
helado. La caminata dura varios días, con noches al abrigo de las
cuevas heladas de la ladera.
—¿Sigues teniendo pereza para ir al colegio hoy?
—No.
—Arréglate y nos marchamos…
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